Aún no hemos alcanzado los cielos coterráneos
ni los matices predilectos
cuando el tiempo se hace horas
y los minutos pasan.
o tierras de mi campo.
Me haré tangible noche
de morosas manos blancas.
si los arneses se cansan
y la ropa mojada estila.
y la cocina todavía guarda ese olor a fritura añeja.
Entre tus raíces ausentes,
los rasgos que aún toco de tu cara calcinante
y los besos que me diste sobre el sol que mareaba
cuando el invierno quiso mojar mis ojos.
ni los zapatos de Valentino
ni mis manos fueron lo tuyo
ni mis pechos eran suficiente.